miércoles, 27 de agosto de 2014

MI viejo árbol


Mi árbol se está secando,
ya no absorben sus raíces
el agua que mansa llega
cristalina, clara y libre.

De luto se está vistiendo,
sus hojas pierden su tinte,
se ha adelantado el otoño,
mi árbol ya se me extingue.

Los estomas se han cerrado,
la luz ya no brilla, es tenue,
la clorofila ha dejado
de trabajar para siempre.

Crujen sus ramas resecas
cuando la brisa las mece,
ya no canta con el viento,
sus siringes enmudecen.

Su figura fantasmal,
desnuda del color verde,
parece un espantapájaros
que con el viento se mueve

Ya no atrae a los jilgueros
ni a los canarios de siempre,
nadie anida entre sus ramas
porque hojas ya no tiene.

Mi fuerte árbol, que antaño,
desafiaba a  la nieve,
vistiéndose de luciérnagas,
ni brilla  ni resplandece.

Nadie visita sus ramas
desnudas ya para siempre,
solo el picapinos toca
su tambor, con aire lúgubre.