sábado, 25 de abril de 2009

Viaje a Italia








































































































































































































































































































































1.- Basílica de S.Pedro.-Vaticano


2.- Plaza de S.Pedro


3.- Castillo S.Angelo


4.-Templo de Minerva


5.-Ruinas del Foro y templos romanos


6.-Arco de Constantino


7.- Museo vaticano. Laoconte


8.- La Piedad de Miguel Angel


9.- El Moisés de Miguel Angel


10.- La Fontana de Trevi


11.-El Coliseo, interior


12.-El Coliseo, exterior


13.-Asís.Iglesia de S. Francisco


14.-Venecia. S.Basílica de S.Marcos


15.-Canal de Venecia


16.-Venecia.Palacio ducal


17.-Plaza de S. Marcos


18.-Iglesia S. Marcos


19.-El Gran canal


20.-Rávena.Panteón de Dante Alghieri


21.-Rávena.Torre de la catedral












Mi visita a Italia, sobre todo a Roma, fué el cumplimiento de un deseo anhelado durante toda mi vida. Cuánta historia incrustrada entre aquellos muros, esas piedras habían sido testigos del germen de una gran cultura de la que tantos pueblos somos herederos.

Sentí una gran emoción al comtemplar el Coliseo y al pisar aquellas históricas piedras que habían pisado tantas generaciones . Me introduje en el túnel del tiempo, olvidándome, por momentos de la época en que vivía, sintiéndome en este traslado hitórico, un conteporáneo de aquellos romanos que deambulaban por este corazón envejecido de Roma. Me acordé de las guerras de las Galias de César, de las cartas de Cicerón, de las Tristias de Ovidio, de las odas y epístolas de Horacio, de la Eneida de Virgilio.....traducidas y estudiadas durante el tiempo de joven estudiante. Durante el tiempo que duró mi visita al interior del Coliseo mi mente sintonizó tan plenamente con el entorno que tardé un buen rato en volver a la realidad.

Al contemplar el arco de Constantino pasaron por mi mente, cual ráfaga cinematrográfica la entrada de las legiones romanas victoriosas, al paso de sones marciales, acompañadas de los vítores y aplausos del pueblo que las recibía con júbilo y entusiasmo.

Los hechos y personajes de la historia de Roma se sucedían en mi mente y pasaban uno tras otro como las hojas de un libro. Pero también sentí la sensación de tristeza, de ver cómo de tanta grandeza sólo quedaban unas mudas ruinas carcomidas por el tiempo.