No se expresa con palabras
la niña de la plazuela,
no quiere herir los oídos
de los que a ella se acercan.
Con su brillante mirada
y su carita de cera
habla cualquier idioma
si con cariño se observa.
Descubre sus sentimientos,
y con bondad los refleja
en los espejos humanos
con los que ella se encuentra.
No utiliza las palabras,
con gestos ella se expresa,
mueve sus manos con gracia
y sus ojos con viveza.
Pero aunque su voz apaga,
su silencio reverbera
en multiformes luciérnagas
que regala placentera.
Su sonrisa nacarada
comunica lo que piensa,
y la dulzura que ofrece
impregnada de elocuencia,
se clava en los corazones
con los que ella conversa,
sin palabras, con sentires,
que su blaca alma expresa.
sábado, 5 de noviembre de 2011
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