lunes, 15 de marzo de 2010

Cordialidad.

Hay valores que en los tiempos
la humanidad ha conseguido,
y que no pueden perderse
por cambios o modernismo.

Los tesoros bien se guardan
en lugares escondidos,
y se cuidan con esmero,
no se dejan en olvido.

Sólo la ignorancia crasa
o el más grande desatino
pone en peligro, inconsciente,
lo que ya hemos conseguido.

Buenas costumbres que el hombre
practica desde hace siglos,
amabilidad y respeto
pasan de padres a hijos.

Buen trato a los semejantes,
cuando se encuentren contigo,
y cuidando a la persona
como si fuera un amigo.

Cordialidad en la calle,
y buen trato hacia el vecino,
es el clima que permite
vivir contento y tranquilo.

Solidaridad, que ensacha
el corazón bien nacido,
con los que nos necesitan
a la orilla del camino.

Compasión con el que sufre
los reveses del destino,
compartiendo su dolor,
para que sea más benigno.

Siempre dispuestos a hacer
un favor al peregrino,
que desconsolado llega
cansado, triste y rendido.

Comprensión para el que yerra
y reconoce su sino,
no existe la perfección
en este mundo mezquino.

Cordialidad es unir
tu corazón con el mío,
y así formando cadena,
todos los hombres unidos.











Romería de S.Isidro. Los Realejos

Con repiques de campanas
y voladores echando,
comienza la romería
de Isidro, labriego y santo.

Los magos con sus sombreros
y sus chalecos bordados,
en sus manos la guitarra,
malagueñas van cantando.

Las rosas forman cortejo
vestidas con sus refajos,
ramillete de colores,
y saltonas van bailando.

Carretas que se deslizan
tiradas por bueyes mansos,
y las bellezas morenas
al público van brindando.

El humilde borriquillo,
con sus arneses dorados,
nos recuerda con nostalgia
los tiempos que ya han pasado.

Las parrandas con sus bailes
serpientes forman, cantando,
y las preciosas chiquillas
sonrisas van desgranando.

Las calles por donde pasa
la romería,con el santo,
engalanan sus balcones
con aperos ya olvidados.

Los Realejos se desviven
por sus festejos de mayo,
y los fieles parroquianos
caminan detrás del santo.

Hay una bella leyenda,
contada por sus paisanos,
que cuando Isidro rezaba,
un ángel ara su campo.

Todo el pueblo se divierte
con la bota y con el canto,
y un traguito de buen vino
se toma de vez en cuando.

La tradición se renueva
con vestimentas y cantos,
recordando la memoria
de nuestros antepasados.