Antes de que llegue el alba,
el pueblo enfervorizado
en la plaza de la iglesia
revive su Viernes Santo.
Un clarín rompe la noche,
sus sonidos son desgarros
del drama de la pasión
que renueva Pozoblanco.
Una voz corta el silencio,
la voz de Poncio Pilatos
que condena al inocente
y no condena al malvado.
Con tono fuerte y viril
el pregón va desgranando,
delante de todo el pueblo,
y a Jesús ha condenado.
El nazareno se siente
humilde y muy resignado
después de oir la sentencia
que pronunciara el romano.
Una escolta de sayones
conducen su itinerario,
y las calles de este pueblo
son camino del Calvario.
Túnica violeta cubre
su cuerpo, que han azotado,
y una cruz pesada carga,
es el peso del pecado.
Prosigue la procesión,
el pueblo acorta su paso,
solamente los clarines
rompen el silencio sacro.
La emoción de una saeta,
el sentimiento hecho canto
remueve los corazones
del pueblo sencillo y llano.
Padre Jesús Nazareno
emblema de Pozoblanco
no pasa generación
que no venere tu cuadro.
domingo, 10 de abril de 2011
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