martes, 28 de septiembre de 2010

Libar

Dejáme como a la abeja
que vuele de flor en flor,
que libe, entre todas ellas,
el néctar de la mejor.

Que visite las corolas,
y trate con gran primor,
cargándome con el polen
para llevarlo a otra flor.

No me indiques el camino,
ni de la flor el color,
que me atraigan sus colores
y me embriague con su olor.

Que mis alas se detengan
cuando me llame una flor,
para acariciar sus pétalos
con un ósculo de amor.