No he perdido la razón, la palabra político proviene del griego: polis, ciudad, y ética, norma de cómo hay que hacer las cosas. Me refiero, claro está, al significado genuino de la palabra, no a lo que se ha convertido. Hoy día la política es una forma de hacerse con el poder, y vivir de él el mayor número de asociados. No tiene nada que ver con su genuino significado. La esencia de la política se ha pospuesto a un segundo término, es solamente el escaparate que distrae y entretiene al pueblo, para que no vea la realidad.
Hacen falta políticos que se reconviertan, que no busquen pedestales ideológicos para encumbrarse, arrastrando tras de sí a la masa que les siga embaucados por demagogias que terminan una vez depositada la papeleta en las urnas.
Hay que volver a los clásicos, a desenterrar esa ética abandonada que debe formar parte, como elemento esencial de la vida política.
domingo, 12 de noviembre de 2017
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