Hace años transitaba
por la bella isla del Hierro,
recorriendo sus caminos,
muchos de ellos polvorientos.
Isla pequeña, sin playas,
costas pintadas de negro
que los embates del mar
no han roto, por no ser viejo.
Campesinos castellanos
parecen estos herreños,
su fonética y palabras
no han cambiado con el tiempo.
Una vez en una gira,
me encontré, aún lo recuerdo,
un singular personaje ,
un negro y brillante cuervo,
pertenecía a una señora,
toda vestida de negro,
que domaba al pobre grajo,
con alpalgata de cuero.
Le hacía bailar y saltar,
en lo alto de un tablero
una danza estrafalaria
que parecía un poseso.
Decía que él imitaba,
con grandísimo respeto,
a Lola Flores, bailando.
(Sería por el pelo negro.)
También sabe de política
este condenado cuervo,
si por González preguntas
él contesta con gracejo:
¡Felipe, Felipe, paro!
grazna con marcado acento,
y el visitante sonríe
oyendo al pícaro cuervo.
miércoles, 23 de marzo de 2011
Suscribirse a:
Entradas (Atom)