sábado, 5 de septiembre de 2009

Una discriminación inadmisible en el concierto del Cristo de la Laguna.-P-

Como buen aficionado a la música, suelo frecuentar los acontecimientos musicales que se desarrollan en la isla. El viernes día 4 del presente mes fui al concierto, que con motivo de las fiestas del Cristo, se viene celebrando año tras año, en la ciudad de la Laguna. Llegué una hora antes de que empezara el concierto, con la intención de ocupar una de las localidades cercanas al escenario y cual no fue mi desagradable sorpresa al contemplar que más de la mitad del aforo de las sillas estaba reservado. Ante tan injusta situación, pregunté a la señorita que custodiaba la puerta, que qué criterio había para desposeer al pueblo del derecho a ocupar una localidad más cercana, pero ni ella ni otra que estaba en la organización me supieron dar razón alguna, solamente que el ayuntamiento había mandado una gran cantidad de invitaciones, ocupando los mejores puestos.

Cuando me fui a ocupar uno de los puestos traseros, me encontré con la queja y el mal estar de los ciudadanos que se sentían injustamente discriminados ante semejante arbitrariedad.

Señor alcalde de La Laguna, no se si se habrá enterado que vivimos en una democracia, por su actitud en este caso, parece que no. En una democracia, el que manda es el pueblo, y ustedes los políticos son los administradores, no los dueños; qué difícil es que lleguen a entender y practicar un principio tan sencillo como éste.

Los ciudadanos nos merecemos, Sr. Alcalde, que nos explique la discriminación que ha cometido con nosotros. Admitimos y entendemos que se haga una reducida reserva de sillas para las autoridades, pero reservar más de la mitad del aforo de las sillas de la plaza, esto no lo entiende nadie y nos sentimos despreciados y tratados como la plebe que se contenta con cualquier cosa.
Somos los ciudadanos que con nuestros impuestos pagamos su sueldo, los impuestos del cabildo, y con nuestros ahorros, permitimos a Caja Canarias que realice sus actividades culturales. Es decir que el concierto lo hemos pagado nosotros y por lo tanto no se nos puede discriminar y mandarnos al gallinero.

No estamos de acuerdo con esta situación, y esperamos que para años venideros no vuelva a repetirse.