A mi nieto Sergio que
cumple hoy 8 años.
Hoy mi casa no es mi casa,
es un jardín bullanguero,
los rosales toman vida
y alegres juegan, corriendo.
Dos cervatillos retozan
en el césped y el albero,
y sus risas bulliciosas
contagian a los jilgueros,
los que junto a los canarios
vuelan en el nisperero,
y del sueño me despiertan
con sus cantos mañaneros.
Van buscando entre las plantas,
sigilosos, en silencio,
caracoles que aleccionan
para realizar sus juegos.
Todo lo llenan de vida,
no dejan un traste quieto,
corren con sus patinetas
a ver quien llega primero.
Los geranios y los castus,
las helechas y el romero
recelan cuando los sienten
pasar saltando y corriendo.
Ellos viven otro mundo
muy diferente del nuestro,
a veces pienso que erramos
al pretender, con empeño,
que aprendan nuestras costumbres,
que sustituyan su juego
por nuestra vida de adultos.
¡Qué mal regalo le hacemos!
lunes, 9 de septiembre de 2013
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