Hay cosas que aunque se miren con cristales de distinto color, no dejan de ser como son, porque entre otras cosas, como aprendimos en nuestros años de estudiantes de filosofía, adentrándonos en la teoría aristotélica, el color es un accidente, no es esencial, lo esencial es la cruda y dura realidad que tenemos por delante.
Evidentemente no se puede arreglar lo desarreglado usando los mismos medios que se han usado para llegar a esta situación calamitosa. Hay voces de irresponsables, porque ellos ni han gobernado ni gobernarán, que siguen erre que erre en que no hay que recortar gastos, sino seguir gastando y gastando. Las arcas están vacías y las cuentas del Estado en números rojos, pero parece que a estos señores no les ha llegado esta noticia, recordando a ZP, que se quiso enterar de la crisis cuando los medios de comunicación estaban cansados de anunciarla. No queda más remedio que gastar menos,¿pero dónde hay que hacer los recortes?, aquí está el quid de la cuestión.
El criterio que debe regir, a la hora de disminuir gastos deber ser el de empezar por suprimir todos los gastos superfluos, innecesarios: estructuras políticas repetidas, sueldos y pensiones de políticos que no se ajusten a un criterio razonable, suprimir todos los cargos de confianza, privatizar las televisiónes y radios autonómicas, suprimir las obras públicas innecesarias, que una vez terminadas no tienen uso, abolir las subvenciones a sindicatos y cineastas, reducir los gastos en fiestas y un largo etcétera.
Las pensiones, los sueldos de los funcionarios, la sanidad y la educación hay que mantenerlas y si se puede, habría que incrementar sus presupuestos. Lo que no quita que se revise su funcionamiento, su organización y se haga más eficaz su rendimiento. Capítulo aparte merece el gasto farmaceútico, aquí sí que ha habido un derroche al que hay que ponerle freno. No se puede tolerar que se tiren a la basura tantas medicinas y que cada casa sea un pequeño botiquín, que con el tiempo, caducan sus existencias y es dinero tirado.
Los ciudadanos no podemos tolerar que se supriman o disminuyan servicios necesarios y se mantengan
situaciones de privilegio o actividades no necesarias. Los políticos que nos gobiernan no han tomado las tijeras de podar el árbol de la administración, se han contentado con un pequeño despunte de brotes sin importancia, y eso no es lo que pide y exige el pueblo.
miércoles, 30 de noviembre de 2011
Suscribirse a:
Entradas (Atom)