Puerto de la Cruz festivo,
abierto al mar y a los pueblos,
acogedor y entrañable,
aquí nadie es extranjero.
Tus calles son recoletas,
parecen un hervidero
de visitantes que gozan
de tu clima y de tu ensueño.
Plaza del Charco, jardín,
el corazón de este pueblo,
oasis de palmerales
que irradia paz y sosiego.
Todos moran complacidos,
los alisios recibiendo
por la bocana del muelle
que atemperan nuestro tiempo.
Las palmeras te cobijan
y acarician, con sus besos,
y su brisa marinera
te susurra sus secretos.
Una doncella gentil
muestra su talle en el centro,
disfrazada de ñamera
que saluda sonriendo.
Colmena de mil abejas
venidas del extranjero,
libando la dulce miel
de los panales del Puerto.
sábado, 12 de marzo de 2011
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