jueves, 18 de marzo de 2010

No a la nostalgia.

En mi remanso de paz,
cuando por la noche siento,
sin nada que me distraiga,
la voz de mi pensamiento,

sensaciones de nostalgia
en mi alma nunca quiero,
no considero estos tiempos
propicios al desaliento.

Los tiempos hay que vivirlos
en realidad como fueron,
sin añadirles deseos
ni quitar de ellos, los hechos.

No hay que vivir nuestra vida
gravada, por los recuerdos,
los recuerdos sólo son
memoria en el pensamiento.

Si fueron buenos o malos
generosos o perversos,
hojas que el viento llevó
del árbol de nuestros sueños.

No hay que pensar en lo hecho
y vivir de su añoranza,
la libertad del espíritu
no cabe en cofre de plata.

La añoranza es el refugio
del que no presta batalla
a enemigos, que a diario
combaten nuestra esperanza.

La mente no se jubila
mientras vida nuestra haya,
si la mente la jubilas
te condenas a la nada.

Siempre hay campos que sembrar
o al menos parcelas bajas,
y flores que recoger
también para regalarlas.