Tiene su nido en la torre,
en la torre de la iglesia,
todos los años emigra,
pero en febrero regresa.
Los vecinos del lugar
todos los años la esperan,
y su gran nido de ramas
con su presencia se alegra.
Los niños van por las calles
alegres, como en las fiestas,
van pregonando encantados
que llegaron las cigüeñas.
A la salida del sol
se despierta la cigueña
y con su pico de lanza
crotora como una orquesta.
Vuela tranquila en la plaza,
y la sombra que proyecta
cruz negra pinta en el suelo
a la entrada de la iglesia.
Cruza los cielos volando,
busca alimento en la ciénaga,
pececillos y batracios
sus polluelos alimentan.
Los mima, cual buena madre,
y la gente que la observa
complacida y encantada
rememora la leyenda.
Ya el pueblo no está completo
si no viene la cigüeña,
para todos ellos es
la vecina blanca y negra.
jueves, 22 de diciembre de 2011
Suscribirse a:
Entradas (Atom)