sábado, 31 de marzo de 2012

Libertad de expresión y censura

Dentro de un país civilizado y de una democracia como la nuestra, hay frases hechas, que estamos hartos de escuchar, que si las confrontamos con la realidad vemos que, al final, lo que nos queda es eso, una frase hecha, hueca y vacía.. Hablamos de liberad de expresión, y cada uno entendemos una cosa. Hay quien entiende que libertad de expresión significa que podemos decir todo lo que nos viene en gana: podemos ofender gratuita o interesadamente a las instituciones y personas, podemos mentir para conseguir nuestros objetivos; eso no tiene nada que ver con la libertad, eso es puramente una veleidad incontrolada.

¿Dónde existe libertad de expresión, en los medios de comunicación? No nos engañemos, comencemos por decir, que cada medio tiene un dueño, o como en el caso de los medios públicos, unos administradores que los controlan y que los dirigen. Ningún medio de comunicación admite publicar nada que vaya en contra de sus propios intereses, recordemos el dicho de que ningún tonto tira piedras a su propio tejado,dicho de otra manera, cada medio impone su propia censura. Los medios de comunicación públicos, dirigidos por comisarios políticos, están al servicio de sus señores, y esto hasta en los programas menos sospechosos. Estamos asistiendo a la programación de unas series en las que se hace una labor de oposición descarada, denigrando a la iglesia católica y a la derecha histórica. Este escribir entre líneas, el pueblo sencillo no cae en ello, pero va asimilando que los personajes perversos, los malos, en lenguaje coloquial, pertenecen a esa clases social.

La libertad, sin medios para manifestarla, es una simple quimera, un engaño de embaucadores y demagogos.
Hoy los medios de comunicación, antes que nada son un negocio, y atienden preferentemente a sus clientes, a aquellos, particulares u organizaciones gubernamentales, políticas o financieras que los favorecen. Se cuenta esta anécdota de uno de los dueños de un gran periódico de ámbito nacional y de una marcada tendencia política: cuando el golpe de Tejero en el congreso de los diputados le preguntan qué portada ponen en el periódico al día siguiente, él, sin pensarlo dos veces, le dice a su jefe de redacción: nosotros con los vencedores.

Hoy dudo mucho de todo, de las ideologías, de las tendencias, de las simpatías, todo esto no es otra cosa que medios para conseguir poder y riqueza, este binomio que mutuamente se engendrán uno a otro. La libertad es otra cosa, como concepto es muy placentero, pero como realidad es una señora dependiente de muchos vasallos.