sábado, 13 de febrero de 2010

Que borren el "no"

No sabemos decir no
es un vocablo maldito,
mucho peor es que el trece,
que saltamos al decirlo.

No sabemos decir "no"
en los tiempos que vivimos,
y damos dos mil rodeos,
luego, siempre lo omitimos.

Parece que nos fastidia
este pobre monosílabo,
queriéndolo desterrar,
mandándolo presto a otro sitio.

Nunca digas" no" a los niños
ni a los jóvenes tampoco,
no es de educados negar
lo que te piden los otros.


Si al alumno tú corriges,
no uses el "no"malsonante,
dejarás acomplejado
al joven, en ese instante.

Los padres denunciarán
tu maltrato, que ocasiona
estrés, ansiedad y pavor,
tratando así a la persona.

Si les dices que no fumen,
que no beban botellón,
cogerán un gran complejo,
¡Oh! qué triste situación.

No llames nunca jamás
la atención al que no cumple
con su deber o trabajo,
eso es presión en la cumbre.

En la vida familiar
no uses "no", si es que quieres
vivir en paz y armonía,
y no ser intransigente.

Por los males que el "no" causa,
será mejor para todos,
que lo borren del lenguaje,
cambiándolo ya por otro.

La alegría del barrio

Repique de cascabeles,
cascada de aguas claras,
es la cálida sonrisa
de la niña de la plaza.

Pasea por la calle nueva
festiva y enamorada,
sembrando con su alegría
felicidad en las almas.

A todos saluda atenta:
hombres, jóvenes y damas,
y su sonrisa reparte,
mariposa de escarlata.

La viejecita que pasa,
con paso tranquilo y quedo,
en sus surcadas mejillas
brisa siente, de sus besos.

En las tardes de verano,
en las fiestas de los pueblos,
la elegancia de la niña
embelesa sin remedio.

Es la alegría de los jóvenes,
con ella no hay sentimientos
de tristeza ni pesares,
contagia con su contento.

Los niños la ven llegar,
raudos salen a su encuentro,
hay sonrisas para todos,
caricias a los pequeños.

Juega con ellos, alegre,
corros forma, cuyo centro
ocupan los pequeñines
participando en el juego.

A todos los enamora,
atraen sus labios de fuego,
amor tiene para todos,
dulce,reparte en silencio.

Requiebros de suaves voces
resuenan en los espejos
de sus ojos, cuando mira,
y su sonrisa con ellos.

Es la alegría del barrio,
nunca a su lado, el silencio
destila más alegría
ni engendra mayor contento.