No se ha construido el muro
que frene mis sentimientos,
ni vientos huracanados
que se lleven mis recuerdos.
Mi vida sabe saltar
por montes y vericuetos,
como gacela ligera
salvando desfiladeros.
Si alguna vez no calculo
la altura del parapeto,
y mi salto no consigue
traspasarlo, con acierto,
vuelvo a medir la distancia,
y con renovado esfuerzo,
me convierto en ave Fénix
repitiendo un nuevo intento.
No hay castigos ni amenazas,
que me desvíen de lo recto,
cuando mi quilla dirijo
a mi señalado puerto.
Ni galernas que desata
Poseidón en el océano,
ni sirenas que me cantan
para que cambie mi reto.
Ni cómodas sinrazones,
ni peregrinos consejos,
ni promesas lisonjeras
doblegan mi entendimiento.
La vida consta de etapas,
que hay que vivirlas de nuevo,
sin añorar lo pasado
ni temer lo venidero.
Las cosas nunca me vencen,
los hombres, son de los nuestros,
hay que vivir contemplando,
con alegría, nuestro tiempo.
Nunca me vence el cansancio,
ni desanima mi intento
de llegar hasta el final
cuando mi camino empiezo.
sábado, 25 de diciembre de 2010
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