martes, 16 de noviembre de 2010

Más autogobierno o mejor autogobierno

El Sr. Rivero, presidente de la comunidad autónoma canaria, se parece más a un fraile de las órdenes mendicantes que a un político decidido y eficaz en la solución de las auténticas necesidades que tiene nuestra comunidad, siempre está pidiendo. No es normal que un pueblo esté constantemente con la bandeja en la mano, con la gran cantidad de herramientas que existen para sustituirla. Hay que cambiar de mentalidad, aunque casi siempre estos cambios requieren  su tiempo, hay que ponerse manos a la obra y empezar ya.

  Una de las peticiones que el Sr. Rivero hace constantemente es la de recabar nuevas competencias y aumentar el autogobierno. Sr. presidente, yo quisiera preguntarle, como ciudadano de a pie, ¿cómo se pueden conjugar los puestos que los canarios ocupamos en las diversas encuestas, que se hacen a nivel de comunidades autónomas, casi siempre ocupando los últimos lugares de excelencia, con su ansia de más competencias?.- No sería mejor que se centre en administrar las competencias que tiene de una forma más eficaz. No somos la comunidad más pobre, para obtener estos resultados. Aquí falla algo ¿ Se gasta el dinero en las cosas necesarias o se malgasta en fiestas, policía autónoma, que no tiene ni Madrid, en televisiones y muchos más gastos innecesarios?  Así, cuando necesitamos una intervención quirúrjica, tenemos que acudir a otras comunidades, porque aquí no tienen ni el personal cualificado ni los medios necesarios, y esto lo he sufrido en mis propias carnes.

   Más competencias, ¿para qué, para generalizar una mediocridad impropia de los tiempos en que vivimos?
Ofrézcanos calidad de vida y emplee el dinero de nuestros impuestos en atender las auténticas necesidades que tenemos y no lo emplee en cosas innecesarias. Cuando gestione bien las competencias que tiene, entonces pida más, pero no se olvide de que vengan acompañadas del presupuesto correspondiente para poderlas desarrollar, mientras tanto, no hay razón alguna para incrementarlas y mal atenderlas.