Yo seguiré la senda que he pensado
construir todos los días con mis pasos,
desoyendo alabanzas y lisonjas,
que desvíen el camino que he trazado.
No distraeré la mirada al pasar,
cual peregrino, pensativo, por los prados,
para mirar los colores de las flores,
ni oír de los pájaros su canto.
Yo no haré caso a las sílfides del bosque,
ni escucharé sus reclamos,
ni sus melifluas cítaras oiré
para que cesen mis pasos.
No temeré al huracán que pretende
cambiar con su fuerza mis ánimos,
y que abandone, rendido,
el camino comenzado.
Ni las lluvias ni la escarcha impedirán
que cada día prosiga, renovado,
la ruta que ya comencé
y que quiero terminar, aunque cansado.
domingo, 31 de marzo de 2013
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