La equivocación mayor, al margen de la autonomía, fue entregarles las competencias de la enseñanza, para que sembraran la semilla del secesionismo en las mentes vírgenes de los niños, y el odio a España.
Que esta bola haya rodado libremente durante tantos años, sin que nadie le pusiera freno, no tiene más explicación que la falta de responsabilidad de los distintos gobiernos que se han sucedido en los años de democracia. Pero lo incomprensible, una vez estallada la quinta intentona separatista,es que en lugar de detener a los cabecillas de la sedición, juzgarlos y encarcelarlos, se haya detenido a sus monaguillos.
