lunes, 18 de julio de 2011

Cosas que pasan

Parece que esto de enterarse tarde de la crisis no es sólo cosa de Zapatero, parece que es un mal endémico de los políticos que nos gobiernan, y en especial de los alcaldes de nuestro archipiélago. Los ediles salidos de las urnas en estas últimas elecciones deben tener una falta de información supina o es que tienen un morro que se lo pisan.

En un estado económico ruinoso, con recortes por todas partes, endeudados hasta las orejas, con un paro que nos asfixia y con las arcas de los ayuntamientos vacías, la mayoría de ellos no sólo no se bajan sus suculentos sueldos, sino que se los aumentan.¿Es esto normal, o vivimos en un mundo surrealista? ¿Cuántos de los alcaldes tendrían un sueldo semejante, trabajando en su profesión habitual? Es un muy mal ejemplo para la sociedad y sobre todo para los millones de parados, pero parece que la sensibilidad y el dar ejemplo no es el plato fuerte de los políticos que nos gobiernan.

Los ciudadanos tenemos que sentirnos " indignados", porque es de nuestro dinero del que se apropian indebidamente, sustrayéndolo de otros servicios necesarios. Es urgente una ley que regule los sueldos de estos señores, porque es una inmoralidad que se pongan el sueldo que quieran y se lo suban cuando les apetezca.

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El otro día aparecía en televisión una señora de Lorca, desesperada, viviendo en una tienda de campaña, manifestando que no sabía cuándo iba a salir de esta situación. Otra afirmaba que las ayudas tardarían más de siete meses en llegar. Pero lo peor del caso es que las tres administraciones: ayuntamiento, comunidad autónoma y gobierno central, encargadas de atender a estas personas y tomar las decisiones pertinentes, después de dos meses del terremoto, aún ni se habían reunido para tratar el tema. Esto es un reflejo sangrante de la clase de políticos que tenemos. Estos casos hay que atenderlos con urgencia, y si hay que corregir partidas de los presupuestos, se hace a la mayor brevedad, esto es gobernar y atender a los ciudadanos. Si hay que dejar obras faraónicas para otro año, se dejan. Un papeleo no se puede anteponer a una urgente necesidad, las personas son más importantes que los papeles.