jueves, 24 de septiembre de 2009

La luna

A Begoña, buena amiga,
bella luna.


Dos caras tiene la Luna,
la luna tiene dos caras,
una bella y nos la enseña
la otra siempre nos la guarda.

Por la noche coquetona
se mira en cien mil espejos,
no hay lago o mar que no use
para emitir sus reflejos.

Tarda un mes en arreglarse
en ponerse bella y guapa,
por eso solo nos muestra
la parte que está adornada.

Cuando ya está maquillada,
apuesta, atractiva y bella,
se muestra resplandeciente,
gentil, galana y bien llena.

Los amores se desbordan
mirando tu cara bella
y con tu luz suave y tenue
se enamoran las doncellas.

Hasta a las bestias del bosque
les agrada tu presencia,
y con sus cantos sonoros
festejan tu concurrencia.

Tus vecinas celosillas
titilan en cada instante,
y aunque son mucho mayores
no lucen como tu talle.

Al sol lo duermes de noche
porque de día te ignora,
tu lo mandas a acostarse
hasta la proxima aurora.

Eres la luz de la Tierra
que elimina las tinieblas,
pero a veces caprichosa,
la abandonas en las nieblas.

Hay pueblos que te tomaron
por divinidad viviente,
otros por símbolo suyo,
desde oriente hasta occidente.

A veces juegas, traviesa,
al esconder con la Tierra,
buscas lugares secretos,
te escondes detrás de ella.

Luna, señora del cosmos,
tu presencia nos conforta,
tu compañía nos alegra,
y tu visión nos remoza.