No se qué dirección marca
ni qué sentido retenga,
son infinitos los vientos
que azotan a mi veleta.
Da vueltas como un tiovivo
y aunque repite su senda,
se cansa de caminar
y extenuada se queda.
Vientos del norte recibe,
fríos dardos de tormenta,
y su flecha se estaciona
cuando la borrasca empieza.
Vientos de levante soplan
cuando el aire se calienta,
y mi veleta transpira
gotas de cálida estepa.
Pero también de poniente
los céfiros vientos besan,
con besos de enamorados
a su adorada veleta.
Y el Noto del sur procede
anunciando las tormentas
con que el verano termina
refrescando a mi veleta.
Con qué viento nos quedamos,
yo le pregunto, tú piensa,
todos pretenden tu amor,
¿Con cuál de ellos te quedas?
Pero ella muy ufana
de ser dama predilecta,
a nadie dice que no,
y con todos coquetea.
domingo, 1 de mayo de 2011
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