miércoles, 16 de octubre de 2013

Comentemos 3

Hay que decir la verdad y no hacer tanta guerra sucia en política. Los recortes son necesarios. Hemos vivido unos años gastando dinero en muchas cosas innecesarias, un dinero que no teníamos, que provenía de préstamos locos e irresponsables, muchos de ellos, como si no los tuviéramos que pagar nunca. Hoy tenemos casi cinco millones de parados, que lógicamente no pueden cotizar a las arcas del estado, con lo que los ingresos son menores. Dicho esto, hemos de aceptar también que los recortes deben tener un orden de prelación: debe empezar por suprimir todo lo que no es necesario, y si esto no basta, seguir por aquellos que más tienen. Pero antes que todo esto, son las administraciones públicas las que tienen que dar ejemplo, disminuir esta máquina gigantesca que nos está asfixiando la vida económica.

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Después de la manifestación catalana por la unidad de España de ayer, nuevamente hemos constatado que el P.S.C., (Partido Socialista de Cataluña), se ha quitado definitivamente la máscara de la ambigüedad y se ha decantado abiertamente por el independentismo separatista. Ni apoyó la manifestación ni asistió a ella. Los dirigentes del P.S.O.E., a nivel nacional no pueden quedarse mano sobre mano ante este comportamiento. Tienen que tomar medidas, y cuanto antes mejor, aunque pierdan votos en Cataluña.

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El federalismo, tan defendido por los socialistas, nos llevaría a tener comunidades autónomas más ricas y comunidades autónomas más pobres. Este es un sistema que piensa más en las competencias de los políticos que en el bien del pueblo. El gobierno central tendría muchísimo menos margen de equilibrar, con sus fondos, muy disminuidos, las desigualdades existentes entre los pueblos de España. En las comunidades pobres, la clase dirigente seguiría viviendo en la opulencia, y los que pagarían la escasez de recursos, sería, como siempre la clase popular.