jueves, 24 de enero de 2013

Atardecer

Se está despidiendo el día
porque se encuentra cansado,
débil y sin energía,
caminando hacia el ocaso.

Le pide al sol que se marche
por el gran camino blanco,
porque no lo necesita,
que recoja ya sus rayos.

El sol baja de su altura
mohíno y avergonzado,
y su faz no disimula
que el día lo haya expulsado.

Se marcha lleno de ira
diciendo adiós enfadado,
y a las nubes pega fuego
antes de hundirse en su ocaso.

Ya no dura más el día,
sus horas se han agotado,
el atardecer lo llama
y que a la noche de paso.

Le da el relevo a la Luna
para que ocupe el espacio,
solamente hasta que vuelva
mañana, muy renovado.

No necesita la luz,
y duerme despreocupado,
y a su vecina la noche
la cambia por manto pardo.