¿Hemos reflexionado alguna vez sobre nuestras posturas en la vida, o vivimos anclados, cómodamente, en ellas, sin preguntarnos si hay otras formas mejores de vivir y de pensar?
La peor esclavitud que puede padecer un hombre es la de ser esclavo de sus propias ideas, sin tener libertad y empuje para cotejarlas con otras y abrir las ventanas de su inteligencia para que entre la luz y esclarezca todas las situaciones de su vida. Hay mucha gente que se siente cómoda con su forma de actuar y de pensar, aunque ésta sea perjudicial para él y para la sociedad en que vive. Si esta postura se lleva al límite nos encontramos con los casos de sectarismo y fanatismo.
El sectarismo ideológico es un antifaz que nos hace ver todas las cosas de un mismo color, y los demás colores no los queremos ver, nos incomoda su existencia. Uno de los sectarismos más perjudiciales para una sociedad es el sectarismo político, del que somos testigos todos los días
en los medios de comunicación. Ofuscados por esta mentalidad se llega a unas elecciones, sean de la clase que sean, y hay muchos conciudadanos nuestros que jamás se preguntan a quien dar su voto, siempre votan a la misma opción, aunque los resultados de su gobierno hayan sido nefastos para el bien del país. Esta postura, de falta de libertad ideológica, es impropia de personas cultas e inteligentes o bien indican que tienen unos intereses personales que le benefician.
Estos sectarismos son fomentados por todos los dirigentes de grupos, políticos, religiosos.....
son votos seguros o seguidores fieles. La historia de la humanidad se repite una y otra vez, el poder de unos pocos y la servidumbre de los demás. Por más que las teorías democráticas se empeñen en querernos convencer de que los gobernantes son los servidores y administradores del pueblo, la realidad es muy otra.
domingo, 17 de enero de 2010
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