Ya tu adiós no me entristece
ni deja sola mi alma,
el amor que te tenía
huyó de mi esta mañana.
Lo borraron de mi vida
tu desprecio y tu mirada
cargada de indiferencia,
sin conocer por qué causa.
Si te tuviera a mi lado
tú ya serías una extraña,
el amor no lo da el cuerpo,
el amor es don del alma.
Y tu amor ya se ha secado
en mi jardín de esperanza,
y no espero que florezcan
las flores con su fragancia.
Ramas secas aún perduran,
pero ya no tienen savia,
esperando que el otoño
termine por derribarlas.
Ya no espero primaveras
con rebrotes de las ramas,
cuando el tronco se ha secado
no queda vida en la planta.
sábado, 26 de febrero de 2011
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