Que no me toquen la noche,
ni el contemplar las estrellas,
que titilan en los cielos
como brillantes luciérnagas.
Las miro de una en una,
me extasío con su grandeza,
las horas minutos son,
adorando a mis princesas.
Que no me toquen la noche,
mi hermosa dama morena,
que me susurra su amor
cuando a mi oído se acerca.
Que no me toquen la noche
ni la paz que ella engendra,
ni la quietud que yo siento
cuando estoy en su presencia.
Que no me toquen la noche
porque siento mi conciencia
desnudarse sin pudor,
diáfana, clara y sincera.
Que no me toquen la noche,
que su silencio contempla
sensaciones en mi alma
de paz y dulzura llenas.
Que no me toquen la noche
ni a mi clara luna llena
que me mira con los ojos
de enamorada doncella.
Que no me toquen la noche,
ni tampoco las tinieblas,
es manto de terciopelo
con que se cubre la Tierra.
Que no me toquen la noche
sábado, 8 de octubre de 2011
Suscribirse a:
Entradas (Atom)