Morada de las sílfides eternas
surcada por aprendices de ríos,
no discurre sangre azul por tus venas
porque de lava ardiente te hizo dios .
Hermoso galán te hace de mecenas
para resaltar tu belleza, y adiós
dices gentil ,a todo pretendiente
rendido, y de corazón ardiente
A tus costas llegan cálidos notos
con cúmulos, cirros y grises nimbos,
acariciando con húmedos besos
las miles bocas, estomas sedientos.
La savia corre por sus finos vasos,
laureles, aceviños y codesos.
Y la inmortal laurisilva, colorea
de tintes verdes su sutil tarea.
Humboldt feliz se extasió al contemplarte,
verde valle, montaña , pico y mar,
ya que no encontró cuadro semejante
en su continuo y febril deambular.
Cautivas a todos tus visitantes
por tu fertilidad y beldad sin par.
Jardín de las hespérides, encontrado,
por los que te hemos visto ,no olvidado.