lunes, 1 de octubre de 2012

Política contra razón

Los recortes que el ejecutivo de Rajoy se está viendo obligado a hacer,  no les gusta a nadie de los que le afectan, como es natural, aunque algunos de ellos sean recortes justos, que habría que haber hecho aunque no nos obligara la crisis. Todos los que no hacemos política, y por tanto no nos valemos de cualquier cosa para ir en contra de los gobernantes, reconocemos que si no hay dinero no hay más remedio que apretarse el cinturón, esto lo entendemos todos, menos los políticos y los sindicatos de la oposición.

Lo que ya no comprendemos, y por lo tanto no estamos de acuerdo es cómo se están haciendo estos recortes, más bien diría cómo no se están haciendo algunos recortes que deberían ser prioritarios. Lo primero que hay que hacer es ahorrar todos los gastos innecesarios, aunque afecten a los políticos y sindicatos. Qué paradoja, en este tema sí están de acuerdo ejecutivo y oposición.

Ningún político quiere oir hablar de reducir la máquina del estado. Hay algunas mentalidades que creen que toda la actividad de la nación debería ser estatal, qué poca historia saben estos individuos, o quizá lo que hagan es mirar para otro lado, cuando vemos los efectos a los que nos ha llevado semenjante mentalidad.Recordemos a los antiguos países del telón de acero, donde se practicaba esta forma de organizar la sociedad, y el atraso que tuvieron, en comparación con los demás países europeos.

Consabida es la frase de que los auténticos enemigos de los políticos no son los otros, sino los de su propio partido. A Rubalcaba le están saliendo cada día más enemigos entre sus conmilitones, aduciendo razones de escaparate: No está haciendo una  oposición lo suficientemente fuerte al actual gobierno. Como quedaría muy mal decir que ellos también quieren llegar al poder y que es hora que él se retire, pues se inventan cualquier cosa, antes que decir la verdad cruda y dura.

Un país democrático debería estar gobernado de otra forma, donde se impusiera la fuerza de la razón a cualquier otra fuerza e interés, pero no, parece que lo razonable no está de moda, sólo privan los intereses de partido y el desgaste de los que están en el poder para que dejen sitio a los que esperan en la oposición.
Esta forma de hacer política prostituye la democracia y no vela por el bien y los intereses del pueblo.