sábado, 8 de agosto de 2009

Anaga

Reata de camellos petrificados
plamados por el fuego y por el viento
son tus montes ,Anaga, bien arreados
por las nubes, caravana en concierto.

Tus dardos apuntan al firmamento
con sus puntas afiladas por Eolo,
en cacería de paisajes, tan solo,
certero disparas a blanco incierto.

Los gnomos del bosque otean curiosos,
perplejos no entienden tan gran babel,
se ríen alegres con gestos graciosos.

No se atreven a guiar al visitante
por sendas peligrosas y escarpadas,
ni tampoco mostrarle su semblante.