viernes, 19 de agosto de 2016

Otra forma de hacer política

      Hay formas y formas de hacer política, y las actuales están demostrando que hay que cambiarlas. A pesar de tener un régimen, llamado democrático, el pueblo es el que menos pinta a la hora de organizar la vida pública. Los verdaderos protagonistas son los partidos políticos, éstos luchan por hacerse con el poder, lidiando unos contra otros y el pueblo asiste simplemente como un espectador pasivo a sus luchas encarnizadas. Ellos organizan sus torneos, eligen sus armas, y acuerdan las recompensas.
     La idea de estado, de servidores del pueblo, es una lección que no han aprendido. Ofrecen una serie de puntos a ejecutar, llamado programa electoral, y de ahí no me saques. Y esto es hacer las cosas al revés. Es el pueblo soberano el que tiene que imponer el programa de gobierno, que no es otro que el conjunto de sus necesidades, comenzando siempre por las más básicas.
     La política no se puede concebir como una profesión, sino como una vocación sin límites de servicio, donde no hay topes 

Insconciencia

No se si existirá en el mundo un país con menos sentido de estado que España, y esto se ha acrecentado enormemente con la creación de las autonomías. Un país que tiene una deuda pública que sobrepasa su PIB, es un país que vive por encima de sus posibilidades económicas. España tiene una deuda de 1.095.139 millones, es decir pasa del billón de euros, y lo peor del caso, es que la deuda sigue aumentando. Pues a pesar de eso, se protesta airadamente cuando se han tenido que hacer recortes. Es verdad, que hay que seleccionar bien dónde se hacen, ahí sí se puede disentir, pero que hay que hacerlos es totalmente necesario si no queremos ir derechos a la bancarrota. Pues bien, parece que esto no les preocupa a nuestros gobernantes, ellos siguen gastando en lo necesario y en lo innecesario, y el que venga detrás que arree. Pero por desgracia, el que está detrás, sin comérselo ni bebérselo, es el pueblo. Cuando llegan las vacas flacas, el que sufre las consecuencias siempre es el pueblo, y de manera especial los pobres.