Déjame que sea feliz
que me queda poco tiempo,
que la vida se nos va
como si fuera un recuerdo.
Que el camino recorrido
es mas bien camino muerto,
que ya nunca volverá,
pues lo han borrado los vientos.
Déjame que desentierre
las raíces de lo bello,
de lo dulce y natural,
de la amistad y el afecto.
Ya no me importan las cosas,
ni me seduce el dinero,
pocas cosas necesito,
me contento con el tiempo.
Ahora comprendo mejor
"a Francesco, il poverello",
que nada necesitaba
para sentirse contento.
domingo, 3 de febrero de 2013
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