Cuántas cosas tenemos que oir a nuestros políticos, a los de dentro y a los de fuera de las islas. El presidente Rivero en su discurso, ante el parlamento canario, no ha sido una excepción: palabras, palabras, palabras......y ¿Para qué?.- Sin duda, para cumplir con un formulismo esteril que a nada conduce, y que en nada mejora los resultados que los ciudadanos esperamos de la gestión de nuestros administradores públicos.
Cuántas deseos dados por realidades, todos deseariamos que estos deseos se cumplieran, pero no es serio tomarnos a los ciudadanos por unos pardillos decimonónicos que se les hace callar y se les engaña con palabras. La realidad es muy otra. Y no vale echar mano del consabido subterfugio de que hay que ser optimistas, ya que el pesimismo no conduce a ninguna parte. Estas formas de pensar no son propias de personas serias y formadas, las situaciones hay que aceptarlas y analizarlas con la realidad por delante. Ni mejorar la realidad, engañosamente, que es lo que hace el optimismo, ni empeorarla, que es lo que hace el pesimismo. Estos términos no nos sirven, solo enmascaran las situaciones falseándolas.
Leyendo el discurso del señor presidente, le entra a uno la duda de si es un político el que habla o un líder religioso, por su constante apelación a la fe, en Canarias. Esta forma de expresarse es prima hermana de la que comentábamos en el párrafo anterior, se va por las ramas tratando de tocar la fibra sensible, en una circunstancias en las que la sensibilidad está puesta en otros problema más acuciantes y que los tenemos delante de nosotros.
Se pasa la mayor parte de su discurso hablando del gobierno, no de los ciudadanos ni de sus intereses, parece que aquí lo importante y lo que le preocupa es seguir en la poltrona, y lo vital para las islas es la clase política y en concreto su gobierno.
Para nada hace un examen de sus muchos años de gobierno, de él y de su partido. Afirmar y darse por contentos diciendo que hemos avanzado mucho en los últimos decenios, esto es una tónica general es toda España . Basta viajar por cualquier pueblo del país, y veremos, que en este período, todos han avanzado de una forma muy notable, pero esto se debe a las nuevas tecnologías, al crecimiento de las empresas y a la creación de riqueza.
Los grandes problemas que padecemos parece que no tienen mucha importancia para el Sr. Presidente: El paro mayor de España, el fracaso escolar, la lentitud en la atención de la sanidad, la emigración universitaria.... y una larga lista de problemas sin resolver; por ahí ha pasado de puntillas.
Ha afirmado que nos encontramos en mejor situación que "España"- es un nacionalista- para salir de la crisis, y yo me pregunto: ¿Señor presidente, de qué crisis nos habla?.-Para el ciudadano, la verdadera crisis es el paro, ese elevadísimo porcentaje de personas que no tienen ingresos para hacer frente a los gastos de la vida. ¿Está disminuyendo el paro?.- Tristemenete,sus deseos y sus palabras van por un lado y la triste realidad por otro. La visión que nos ofrece es sesgada, falta de realismo y sobre todo de soluciones.
viernes, 25 de febrero de 2011
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