sábado, 3 de marzo de 2012

Recorte de pensiones

Esta forma de manejar la democracia nos ha decepcionado a la inmensa mayoría de los españoles, a la verdad que esperábamos otra cosa, creíamos que gobernando los representantes del pueblo, iban a ser eso, representantes y veladores de los intereses ciudadanos, y no señores de horca y cuchillo, desde el mismo instante que toman el poder. Ante lo visto, sospecha uno que la lucha contra la dictadura no era tanto por buscar el bien del pueblo, sino por recobrar la parte de la tarta que el dictador no permitía que se repartieran.

El Sr. Rajoy había anunciado a bombo y platillo que no tocaría las pensiones, pero se ha olvidado muy pronto de su promesa, en cuanto que se ha hecho con el poder. De nada vale que las haya subido un 1%, si a continuación sube el I.R.P.F., esto es dar con una mano y quitar con la otra, a nadie engaña con esta estratagema. Los pensionistas llevamos ya dos años perdiendo poder adquisitivo, mientras contemplamos sueldos de escádalo y gastos innecesarios.

Sabemos que la cosa está mal y la mayoría no nos negamos a colaborar para salir de esta situación. Sabemos que el gobierno se ha encontrado con una deuda superior a lo que le habían informado, que es totalmente necesario hacer recortes, de todo esto somos conscientes y estamos de acuerdo, pero en lo que no estamos de acuerdo es en la forma de hacer esos recortes.

Hay muchos gastos superfluos que aún no se han tocado para nada: televisiones y radios públicas, policías autonómicas, subvenciones a grupos y organizaciones ....¿Para qué voy a seguir?. Pues bien, los pensionistas nunca estaremos de acuerdo en que nos rebajen nuestras pensiones y poder adquisitivo, si antes no se le mete mano a estos gastos innecesarios.

Los españoles no tenemos una conciencia de la solidaridad común, solamente practicamos una solidaridad puntual, sentimental, y no racional. Claro que cuando nos miramos en los padres de la patria, que son los que debieran dar ejemplo, se nos caen los palos del sombrajo, y esta imagen no ayuda a fomentar la generosidad ni el altruismo, sobre todo al contemplar lo que se hace, muchas veces, con el dinero de nuestros impuestos.

Con el dinero, que nos restan de nuestras pensiones, no se puede estar pagando caprichos de políticos, sueldos innecesarios, y una larga lista de subvenciones y donaciones a entidades que no son necesarias para nada.