Con paso torpe y cansino,
arrastrando los zapatos,
va la viejita a la iglesia
sus plegarias desgranando.
Toma asiento como puede,
cierra sus ojos cansados,
y medita reflexiva
sobre sus tiempos pasados.
Recuerda cuando era niña
saltarina entre los bancos,
las regañinas del cura
y sus vestiditos blancos.
Recuerdos de juventud,
sus amores ocultados,
los paseos por la plaza ,
los sentimientos guardados.
Nostalgia de sus vivencias
de aquellos años dorados,
la delgadez de su talle,
y su andar acompasado.
Mira atrás y triste observa:
Su belleza se ha borrado,
la nitidez de su rostro
el tiempo se la ha llevado .
Su calendario ha corrido,
su reloj se ha adelantado,
su tiempo veloz se ha ido,
todo rápido ha pasado.
Sola se ha quedado, sola,
su compañía son los santos,
con todos habla y susurra
palabras y también llantos.
No le queda otro consuelo,
todos antes se han marchado,
sólo le queda su iglesia
y sus amigos sagrados.
La viejita de la iglesia
hoy a su misa ha faltado,
los ángeles y querubes
al cielo se la han llevado.
martes, 17 de noviembre de 2009
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