Después de los años que llevamos de la mal llamada democracia de estos últimos tiempos, las cosas empiezan a aclararse, alguna ventaja había que sacar de este caos desorientado que nos rodea. Aquellos políticos de buena voluntad que, en tiempo de la dictadura, luchaban por una democracia justa, donde el primer objetivo era el bien común, ha pasado a ser una especie en extinción. Hoy lo que priva es la lucha por el poder, porque el separatismo alimentado por la torpeza de algunos gobernantes, y abonado por el egoísmo de otros, no es nada más que una forma de hacerse con el poder.
Dentro del ámbito nacional la historia se repite, existe una lucha encarnizada por hacerse con las poltronas encumbradas de la Moncloa, sea como sea, los resultados de las urnas no se respetan, las aspiraciones del pueblo menos, todo vale para satisfacer la ambición de los dictadores vestidos con piel de demócratas. Las cosas las tenemos ya muy claras, hemos pasado de una democracia de entendimiento, de pactos para tirar todos del carro del estado en la mejor dirección, a una lucha encarnizada por arrebatar el poder.
miércoles, 26 de julio de 2017
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