Cuando me encierro en la noche,
solo, con mis pensamientos,
sin que nadie me interrumpa
ni interfiera mis deseos,
analizo, con frialdad,
con tranquilidad y sosiego
la vida que hemos creado
de artificio y desconcierto.
Adherencias se han pegado
a lo vital, a lo bueno,
falseando y deformando
lo esencial y duradero.
Adherencias de costumbres,
y tradiciones sin cuento
que quitan la libertad
y no dan paso a lo nuevo.
Adherencias programadas
por poderosos y necios,
que ofrecen en sus proclamas
frutos de su propio huerto,
para que con sus semillas
siembre su campo el labriego,
que ellos ya recogerán
la cosecha de sus siervos.
Adherencias de las modas,
engaño de los expertos
en manejar a la gente
para sacarle el dinero.
Adherencias que atosigan
al pueblo sencillo y bueno,
a los débiles, que luego
no pueden con este peso.
Adherencias que no valen,
que son pátina del tiempo,
que desprecia y abandona
el hombre maduro y recto.
lunes, 11 de marzo de 2013
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