Si hacemos un análisis, no politizado de la labor del Sr. Zapatero al frente del gobierno de España, solo fijándonos en los resultados, hemos de concluir que no ha podido ser peor. La actualidad española no la envidia nadie en el mundo.
Una economía por los suelos, un paro por las nubes, una enseñanza tercer mundista en sus resultados, una seguridad ciudadana que mejor sería llamarle inseguridad, cada vez mayor, unas leyes permisivas que nos llenan el país de mafias, camorras, y grupos de la peor estofa , un enfrentamiento contínuo con la iglesia, una vuelta atrás en la división de las dos españas, unas concesiones contínuas a los separatistas que desean romper la nación española, una vergüenza en la política internacional que vive de la caridad del Sr.Sarkozy y que por méritos propios no pinta nada en el mundo, unas soluciones a la crisis económica, que son pan para hoy y hambre para mañana, que no promueve los puestos de trabajo creadores de riqueza, que son los que resolverían el problema, un tratamiento de la emigración equivocado y en contra del sentir de los demás miembros de la Comunidad europea, un engaño en el envío de nuestros soldados a la guerra , diciéndonos que son enviados en misión de paz, una situación nefasta la de nuestros jóvenes que han perdido su casa por no poder pagar las hipotecas, una permanencia ,no deseada, con los padres porque, aunque sean de los afortunados que tengan un puesto de trabajo, su salario no les permite tener acceso a una vivienda. La pérdida galopante de valores humanos en nuestra sociedad, sobre todo en la juventud. Y esta lista de situaciones indeseables no termina aquí, podríamos seguir enumerando muchísimas más.
Si , como es de esperar, en las próximas elecciones el Sr. Zapatero se marcha a su casa, de donde no tenía que haber salido nunca, menuda patata caliente le deja a su sucesor..... para refrescarla además de toda la plantilla de bomberos nacionales tendremos que importarlos de donde quieren venir a apagar este fuego creado por la incompetencia, la falta de unión de la clase política y el gran apego a la poltrona.
