Caminante por senderos
desconocidos, secretos,
camina por la mañana
y olvídate de tu miedo.
El sol alumbra las sendas
y se mira en los riachuelos,
y a los montes los libera
de penas y de lamentos.
Sigue con la luz del día
tu ruta, sin vericuetos
que confunden los caminos,
dejándote el verdadero.
Y cuando llega la tarde
y el sol se ponga muy lejos,
descansa y recobra fuerzas
para seguir tu sendero.
No camines por la noche
aunque brillen los luceros,
que las estrellas no bajan
de arriba, del firmamento.
No te dejes engañar
por la luna, que es un juego,
se esconde y desaparece
y te deja con tu miedo.
Olvídate de la noche,
siempre pintada de negro,
los fotones se le escapan,
no quieren ser prisioneros.
Todos pierden su color,
nadie reclama su fuero,
los árboles no son verdes
los prados parecen yermos.
En las fantasías renacen
seres extraños, siniestros,
en peñascos de granito
o en ramas de duro leño.
Camina al amanecer,
con el sol por compañero,
no habrá fantasmas ni sombras
que te inoculen el miedo.
El miedo es el producto
de la ignorancia y el tedio
cultiva tu inteligencia
y no te domina el miedo.
sábado, 22 de enero de 2011
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