jueves, 12 de agosto de 2010

Vida

A mis nietos Sergio y Pablo

Me he encontrado con la vida
corriendo por mi azotea,
por el jardín de mi casa,
montada en su patineta.

Se esconde para aumentar
la alegría, con su sorpresa,
al descubrir el encanto
de un lucerillo en la Tierra.

Tiene carita de rosa
traviesilla, cuando juega,
cuando monta en su caballo,
que trota, aunque es de madera.

Esta vida que contemplo,
que renueva mi existencia,
que hace brotar en mis labios
la sonrisa más sincera,

contagia con su alegría,
ahuyentando la tristeza,
transformando nuestro tiempo
en continua primavera.