Parece ser que para los vaqueros de nuestros políticos no existe más vaca lechera, en el país, que los funcionarios. Ya el año pasado, no sólo no se le mantuvo el poder adquisitivo, erosionado por la inflación, sino que se les rebajaron los salarios en una media del 5%, y de nuevo este año vuelven a ordeñar esta vaca enflaquecida. Claro, para los políticos es muy cómodo esta forma de recaudar dinero, no tienen que molestarse para nada, pero no es justa.
Tenemos que tener en cuenta que la mayoría de los funcionarios tienen un sueldo mas bien bajo. Solamente un grupo de ellos, los funcionarios de carrera, de nivel 8 y 10, tienen un sueldo más decente, el resto de los niveles, que constituyen la mayoría de los trabajadores de la función pública, no saben cómo acabar el mes, si tienen una familia a su cargo.
Los sacrificios, para evitar que este barco se hunda más y sacarlo a flote, los hemos de hacer todos, cada uno según sus posibilidades, no un único grupo de ciudadanos. Hay muchos trabajadores de empresas privadas que tienen muy buenos sueldos y muchos empresarios con pingües ganancias, todos éstos deben contribuir también con su esfuerzo económico y no sólo los funcionarios. Esto es injusto.
Los funcionarios jubilados no tenemos las medicinas gratis como el resto de trabajadores jubilados, sino que tenemos que pagar una tercera parte del valor de las medicinas. Si se trata, como es mi caso, de un enfermo crónico con varias dolencias, que necesita diariamente tomar varios medicamentos, al final del mes la pensión sufre un buen pellizco. ¿Por qué el resto de los jubilados, aunque tengan pensiones más altas, tienen las medicinas gratis? Nunca he podido comprender este agravio comparativo. Hay leyes que no son justas, y esta es una de ellas.
viernes, 2 de diciembre de 2011
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