martes, 29 de diciembre de 2009

¿Un rayo de esperanza?-P-

Los que hemos dedicado toda nuestra vida a la educación y enseñanza de nuestros jóvenes, y hoy estamos ya jubilados, hemos vivido una desafortunada degeneración de la educación y enseñanza en nuestro pueblo, precisamente cuando más medios y dinero se están destinando a ésta.

Hemos asistido a muchos planes de estudios nuevos, pero totalmente ineficaces, y me atrevo a decir que algunos hasta perjudiciales, porque han olvidado la formación personal y sólo se han preocupado de una superficial instrucción.

Aunque muy tarde, porque esta labor debería haberse hecho hace muchos años, parece ser que el nuevo ministro de Educación y Ciencia ha tomado la iniciativa de consensuar con el resto de las fuerzas políticas un plan de estudios para toda España, a ver si todo contribuye a que salgamos de este pozo obscuro donde está aerrojada la educación en España.

Se ha legislado con criterios políticos partidistas, al margen de los profesores, y así nos ha ido. Nunca, en ninguna actividad de la vida, pueden prevalecer otras directrices que no sean las que emanen de los profesionales entendidos en la materia, y no la de teóricos faltos de experiencia real, y ajena a los hechos contrastados.

No vuelvan a cometer los mismos errores. Hay que basar la educación y enseñanza en criterios
basados en el trabajo racional, exigencia diferenciada, respeto a las personas, escala de valores,
responsabilidad personal, es decir, hay que educar en valores humanos, lo contrario es tener una juventud espiritualmente vacía y carente de vigor para afrontar las dificultades que inexorablemente nos planteará la vida.

Tu sonrisa

A Margarita, sonrisa que alegra
los buenos momentos.


No existen brillantes amaneceres
si no contemplo tu bella sonrisa,
sublima y serena mi alma, cual brisa
que sopla suave, colmando placeres.

Claveles rojos susurran caricias
que inundan mi oido de sones celestes,
agua cantarina de verdes vergeles
son para mi vida alegres albricias.

Despiertas en mí dormidos amores
que brotan de nuevo en mi jardín viejo,
pinceles que crean fragantes colores.

Tu voz melodiosa, música dulce
que atrae, y silencia sentires extraños,
que a tu corazón mi senda conduce.