Yo caminaré mañana por la senda
que cruza la pradera del riachuelo,
aquella que llenabas con tu gracia,
al pasar por los tilos del sendero.
Seguiré tus pisadas levitadas,
creadas por las caricias del viento,
invisibles para el que jamás tiene
sentires compartidos con sus sueños.
Buscaré los lugares escondidos,
los musgosos peñascos, verdinegros,
que ocultan sigilosos, en sus grietas,
el alcano que guardan tus secretos.
Las flores me preguntan cuando paso
por la orilla que bordea los helechos,
por la bella princesa estilizada,
que musitaba, dulce, sus requiebros.
Mediré con mis pasos tus pisadas
para sentir en mi alma tus recuerdos,
aquellas miradas que me llenaban
de placidez, dulzura, y de contento.
Buscaré entre los riscos escondidos,
tus palabras, tus canciones y tus ecos,
y complacido volveré a escucharlas,
dándole, feliz, marcha atrás al tiempo.
Sentiré tu presencia, que está viva,
en mi espíritu y en mis pensamientos,
y sin palabras cantará mi alma
la canción de mi amor y tu recuerdo.
miércoles, 3 de octubre de 2012
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