sábado, 10 de diciembre de 2011

Fidelidad

Carece de pedigrí
no es hermosura de perro,
en la calle lo encontraron,
es un perro callejero.

Sin hogar donde vivir
pues lo abandonó su dueño,
en la puerta de un zaguán
se refugiaba en invierno.

Una viejita que sube
hasta su piso primero
ha notado que le sigue
como si fuera un cordero.

Le mira con ojos tristes
moviendo el rabo, pidiendo
que le permita pasar,  
que él le velará su sueño.

La viejita enternecida,
lo acoge con dulce afecto,
y el perrito le hace fiestas
todo lleno de contento.

Le obedece diligente,
la acompaña el día entero,
y si sale a pasear
él le precede primero.

Nunca se va de su lado,
la cuida con mucho esmero,
y si huele algún peligro
monta guardia muy atento.

Y cuando llega la noche,
con el frío del crudo invierno,
vela tendido en la alfombra,
de la viejita, su sueño.