sábado, 25 de mayo de 2013

Hablemos de educación

Tenemos a la vista otra reforma educativa. En mi larga trayectoria docente, hoy llevo ya 10 años jubilado, he  sufrido tantas reformas como nuevos gobiernos hemos tenido. Cada una de ellas, con los tintes ideológicos propios de cada partido, primer error. Una ley que rija la educación en un país, debe ser una ley de consenso general, si los políticos son incapaces de ponerse de acuerdo en un tema tan importante como éste, que es vital para la sociedad, demostrarían que no son aptos para gobernar, y por lo tanto deberían dejar sus puestos a otros.Sabemos que la ley que saca un partido, aunque fuera de oro, será combatida y reprobada por el otro, porque nuestros políticos son así.

Una buena ley educativa no soluciona, de por sí, el problema de la educación, tan deteriorada en nuestro país, no podemos olvidar que una buena ley es solamente la plataforma donde deben descansar todas las demás construcciones educativas, pero si la plataforma hace aguas, las demás construcciones se anegarán.

La primera estructura a tener en cuenta es el profesorado. Hay que seleccionar a los profesionales de tan importante actividad. Los antiguos decían que para ser maestro, hay que tener una vocación especial, yo digo que para ser maestro hay que tener prestigio entre los niños, no todos valen, aunque tengan una carrera aprobada. Recordemos cómo seleccionan a los docentes en Finlandia. Aquí le damos más importancia a manejar papeles que a formar  personas.Segundo error. Este prestigio tiene que ganárselo el profesor con su saber, su comprensión y su entrega a los alumnos. Pero también debe ser reconocido por la administración y la sociedad.

Renovación del profesorado: El profesorado tiene que estar al día en corrientes pedagógicas y en medios educativos. En mi vida docente me he movido en el campo de las ciencias de la naturaleza. Cuánto material precioso para enseñar esta materia estaba y supongo que seguirá almacenado en los centros, sin usar para nada. En mi larga experiencia de enseñanza en laboratorios constataba que a los alumnos les encantaba esta forma de enseñanza, de tal manera que cuando me encuentro con exalumnos, siempre me la recuerdan, con agrado.

Trabajo racional diario: El trabajo tanto del educador como del educando es imprescindible. Un trabajo racional, adecuado a la edad  y a la inteligencia de cada alumno. El trabajo hay que exigírselo a los alumnos,
se ha llegado a una situación en la que una gran parte del alumnado solamente estudia los días previos al examen. En la exigencia de este trabajo debe haber un total acuerdo entre administración, profesorado y padres de los alumnos.

La calidad de la educación tiene que conseguirse en los centros educativos, con la ayuda eficiente de padres y gobernantes, pero será el profesorado el primer responsable y protagonista de que esta labor sea fructífera o no. Hoy, por desgracia, a nivel nacional y regional, la educación deja mucho que desear, y a esto hay que ponerle remedio entre todos, cada uno siendo responsable en parcela que tiene asignada.