jueves, 23 de diciembre de 2010

¿Sólo fracaso escolar?

Es natural que sienta cierta debilidad por todos los temas que atañen a la educación, mi vida la he dedicado por completo a este quehacer, pensando siempre, que aunque era mi medio de vida, también hacía una labor social de primer orden, por lo que siempre me he sentido a gusto en mi profesión.

Desde mi primeros tiempos de docencia, allá por los años de 1957, ya han pasado lunas, hasta los días de hoy, ha habido muchos cambios, pero yo diría que en lo accesorio, en lo instrumental, en la posibilidad de que todos los ciudadanos tengan acceso a un centro escolar, en no crear niños enciclopedias, con todos los inconvenientes que esto trae consigo, pero en la auténtica formación de valores humanos y hábitos beneficiosos, no sólo no se ha avanzado, sino que se ha retrocedido, y es porque existen corrientes ideológicas que no consideran beneficiosos estos valores.

Dado por sentado, que en los años que llevamos de democracia, deberíamos haber avanzado más, y es que se han cometido muchos errores de todos los órdenes.Fomentar una pedagogía del aprendizaje basada en el juego y en la falta de trabajo es un grandísimo error.

Pero no era este el punto que quería tratar hoy, sino el del fracaso escolar.No me gusta esta terminología.Cuando comparamos nuestros resultados en educación con los de otros países de Europa, más avanzados que nosotros, no podemos sacar la conclusión de que, porque ellos sean mejores, nosotros hemos fracasado. ¿ Por qué no sacamos también la misma conclusión en el campo de la insdustria, la sanidad, los servicios sociales y muchísimos otros campos a considerar? ¿Por qué no hablamos del fracaso industrial, del fracaso de sueldos, del fracaso de servicios sanitarios...etc...?

La labor educativa tiene que partir de una premisa, y es que el hombre libre, la acepte, y acepte poner los medios para superarse y adquirir unos valores y unos conocimientos que le van a exigir una gran dosis de sacrificio. Si esta aceptación falla, fallará todo el sistema, y estaremos dando palos de ciego. Y esta aceptación no solamente debe hacerse por parte de los niños, sino sobre todo por parte de los padres. Hoy dia, una parte de nuestra sociedad ha renunciado a todo lo que no sea tener una cierta cantidad de dinero que le permita adquirir las cosas materiales que llenan sus apetencias.

Para transformar una sociedad se necesita mucho tiempo, es una labor lenta que requiere ir paso a paso,  sin pausas, pero también, sin acelerones que rompan la armonía del proceso, y mucho menos cambiando contínuamente y cortando los hilos directores, según las apetencias de los gobiernos de turno. No caigamos en la tentación de querer conseguir un cambio de la sociedad en una generación ni en dos.