miércoles, 27 de enero de 2010

Programas sin corazón.-P-

Hay medios de comunicación, que más que este nombre merecen el de perversión. Sobre todo cadenas de televisión, que procuro no ver nunca, que no tienen freno ninguno, con tal de ganar dinero; fomentan las pasiones más bajas del hombre. En sus tertulias, no hay un tema a tratar, todo son peleas entre los bandos defensores de sus partidos políticos. Aquí no se reconocen errores propios ni aciertos ajenos. Se llega al extremo, de que si no se puede atacar el hecho en sí, porque a todas luces es correcto, se le atacan las intenciones, las circunstancias, la oportunidad...etc...etc. todo menos admitir algo positivo en el adversario. La verdad no les interesa para nada, van a desgastar al enemigo y ese es su objetivo.Y yo me pregunto: ¿Esto interesa a cualquier persona medianamente inteligente, o es que hoy todo es un circo?

Hay otros programas, mal llamados del corazón, que yo los llamaría sin corazón, y si atendemos a su contenido, tendríamos que bautizarlos de remueve basura, pues solo hacen ensañarse en las debilidades humanas y airearlas para que se entere todo el mundo. ¿Es esto ético? ¿Se puede poner en solfa, públicamente, la vida y las interioridades de los ciudadanos?.-La libertad de expresión tiene unos límites que estos programas no los respetan. Dan unos pésimos ejemplos a la sociedad, formándose la conciencia de que todo está permitido y no es así.

Pero el colmo de programa inmoral, donde se juega descaradamente con la intimidad de las personas, es uno que lleva por título, "El juego de tu vida". Este programa no tiene nada de juego, es entrar a saco en la intimidad de las personas y hacerles manifestar ante las cámaras los secretos más íntimos, y todo por dinero. Se antepone el vil metal a padres, esposos, familiares, amigos....... todo vale, lo único que parece no valer nada es la persona. Esto es demencial. Pero claro, aquí no hay que vituperar únicamente a la cadena que produce tales programas, sino también a los concursantes que se prestan a ellos.

No hay nadie que tome cartas en el asunto, y nos libere de tanta basura televisiva, porque los malos ejemplos, que recibe hoy nuestra juventud, ya los estamos pagando, y a un altísimo precio. No nos quejemos de los males que padecemos, éstos no aparecen por generación espontánea sino que los estamos sembrando entre todos, unos activamente y otros por la cómoda pasividad de que hacemos gala.