domingo, 8 de abril de 2012

Y después de la huelga, ¿qué?

Siempre he sido poco amigo de las cosas inútiles, de perder el tiempo en naderías y reuniones interminables que no sirven nada más que para perder el tiempo, siempre he perseguido, en mi vida, buscar la eficacia de las cosas y de las actividades. Pero hay mucha gente que le gusta marear la perdiz, darle vueltas a las cosas, hacer reuniones y más reuniones, dilatar los acontecimientos en el tiempo, cayendo en la más infructuosa ineficacia. De esto saben mucho los señores que nos mal gobiernan y claro, cuando van a recolectar la fruta, muchas veces ya está podrida. Parece que les interesan más los formalismos que la ejecución de las propuestas.

Hemos asistido a una huelga, que los sindicatos querían que fuera general, aunque no lo han conseguido. En las encuestas previas que los periódicos de todas las tendencias hicieron unos días antes, la mayoría de los ciudadanos no aprobaban la oportunidad de la misma, y es que es una práctica obsoleta, inútil, e ineficaz. No sirve nada más que para empobrecer, aún más, a los ciudadanos y a la nación en su conjunto. Al día siguiente de la huelga ¿qué?. Pues nada, no se ha conseguido nada positivo, sólo la pérdida de unos cuantos  miles de millones de euros.

Otro de los grandes inconvenientes de la huelga es la inmensidad de molestias que le acarrea al ciudadano de a pie, que no puede disponer libremente de los medios que no funcionan. Y no digamos nada de los piquetes "informativos" y los problemas que estos pacíficos "informantes" causan a los pequeños empresarios que quieren trabajar, con todo el derecho, en ese día

Los sindicatos son útiles, diría que necesarios, pero no anquilosados en el tiempo, con prácticas decimonónicas que no conducen a nada y que perjudican a todos. Hay que buscar métodos que ayuden a los trabajadores a crear puestos de trabajo, a mantenerlos y a velar por sus derechos, pero con eficacia, nada de mucho ruido y pocas nueces. Las algaradas callejeras y las pancartas son muy cómodas para el sindicalista, pero no sirven para nada.