jueves, 1 de marzo de 2018

Renunciar a sus ideas.

Hablan mucho los políticos, para justificarse, que ellos están en política para llevar a cabo sus ideas, y que nunca renunciarán a ellas. Esto que a simple vista parece un aserto de honradez y de ser persona consecuente, puede encerrar una gran dosis de fanatismo, y de falta de flexibilidad, cuando no, de empecinamiento en el error. ¿Concuerdan esas ideas con las que necesita el pueblo? o son simplemente fruto de una ideología heredada, o peor aún, son instrumentos para hacerse con el  poder a toda costa. Los ciudadanos no nos podemos dejar engañar por los sofismas de quienes quieren manejar a las masas en provecho propio.